Como siempre, lo primero para elegir cualquier producto es darle la vuelta al paquete, olvidarse de lo que pone en letras grandes y buscar entre la letra pequeña…
En el caso de las semillas me fijo en lo siguiente (de mayor a menor prioridad):
El tipo de procesamiento (esto sí suele ponerlo en letras grandes en la parte delantera del paquete…):
- Siempre priorizo que no lleve ningún procesamiento, es decir, que las semillas sean crudas (a veces aparece como «al natural»). En algunas semillas, como las de chía o las de lino, no suele especificar nada porque casi siempre son crudas.
- En caso de no encontrarlas crudas, la siguiente mejor opción sería tostadas (sin sal).
- Si van a ser utilizadas como aperitivo, prefiero comprarlas con cáscara en lugar de peladas.
- Evito las semillas fritas (se puede saber porque en la lista de ingredientes aparece algún aceite).
La lista de ingredientes:
- Que el único ingrediente sea la semilla en cuestión.
- Que no lleven aceites, harinas, azúcar (ni nada que termine en -osa), ni otros aditivos.
- Que no lleven sal añadida.
*Otros aspectos: que el origen de la materia prima sea de España, que proceda de agricultura ecológica, etc… Le aportan un valor extra a cualquier producto si la disponibilidad y la economía lo permiten. (Pero no son criterios imprescindibles para considerarlo más saludable).